Puella Magi Madoka Magica y Yuuki Yuuna wa Yuusha de Aru son historias semejantes. Ambas exploran la ingrata tarea de ser una heroína, así como del peso que los propios ideales ejercen sobre quien los lleva a cuestas. Pero reducirlas a lo que tienen de semejante es perder de vista que también tienen diferencias y es en ese punto en el que reside su valor específico.
La trama de Yuuki Yuuna wa Yuusha de Aru es relativamente sencilla: en un mundo protegido por el Árbol Divino, el Club de Héroes, formado por Fuu, Itsuki, Tougou y Yuuna, es elegido para combatir a los Vertex. Hasta el momento de emprender semejante misión, sus actividades habían consistido en heroísmos modestos y cotidianos: recoger basura, encontrar hogar para gatitos huérfanos, ayudar ancianos, etcétera. No obstante, la aparición de los Vertex cambia por completo las reglas del juego y el Club de Héroes se tornó en algo real. Sólo Fuu sabía que esto podía pasar. En calidad de presidenta del club, Fuu estaba a cargo de elegir y preparar heroínas que, quizá, algún día debían florecer y consagrarse a preservar el mundo tal y como lo conocían, protegiendo al Árbol Divino.
De todas, Yuuna fue quien tomó mejor la noticia. Asumida desde siempre en el papel de heroína, para salvar a su mundo daba lo mismo rescatar cachorros que enfrentar a los Vertex. Ella es el mejor ejemplo de que un héroe nunca se rinde y no deja de intentarlo; o lo que es lo mismo, no pierde la esperanza.
La comparación entre Yuuna y Madoka es, en este punto, inevitable. Yuuna no se cuestiona su papel, lo adopta como viene y, aunque desconoce las condiciones, acepta que un héroe debe ser inequívoco y frontal. La historia de Madoka, en cambio, se trató de cuestionar al heroísmo desde el punto de vista del deseo. En ambos casos es claro, sin embargo, que el papel de la guerrera mágica es el de ser una protectora anónima, que no puede aspirar a enjugar sus lágrimas en los hombros de sus protegidos y ambas coincidieron en que, una vez asumido este ideal, debe seguirse hasta el final.
Dada la manera de contar la historia, era obvio suponer que el sistema de héroes se volvería en contra de las chicas: vencieron a todos los enemigos vaticinados, casi sin esfuerzo, antes de la mitad de la serie. El tiempo faltante, sin duda, anticipaba una nueva tragedia que Madoka me enseñó a temer: la cara oculta de la virtud.
Así, muy pronto se reveló lo que para ellas significaba florecer: pagaron la fuerza recibida con la pérdida de funciones corporales, como pétalos que caen.
Quienes peor la pasaron, creo, fueron Itsuki y Yuuna. Itsuki, la hermana menor de Fuu, perdió la voz. Ella, que recién había encontrado el sueño de alegrar a todos con su canto, se encontró de pronto incapaz de emitir ningún sonido. Yuuna, por su parte, perdió la capacidad de saborear. Sin embargo, ni así dejó de probar los bocadillos que Tougou le preparaba. Por su parte, Fuu perdió la vista en un ojo y Tougou, un oído. Sólo Karin –la última en unirse al grupo– se conservó intacta, pues no floreció.
Cumplida la misión, las chicas esperaron con fe que lo perdido se recobrara. Ignoraban que sus desgracias no habían hecho más que empezar. Tougou comenzó a abrigar dudas en torno a la naturaleza del Árbol Divino. Fuu experimentó un creciente arrepentimiento por el perjuicio que, pensaba, había causado a su hermana. Karin vivió algo parecido a una “culpa del sobreviviente”. Estas guerreras mágicas no se tornaron en brujas, sus sufrimientos eran más concretos y su desesperanza se expresaba en su cotidianidad misma; en los enormes esfuerzos por mantenerla.
Como si esto hubiese sido poco, los Vertex volvieron a aparecer. Esto profundizó las sospechas de Tougou, pero también movió a Karin a exponerse al florecimiento. Yuuna permaneció igual: si la misión aún no concluía, su papel estaba en el frente de batalla. Una nueva victoria les devolvió esperanza, pero sólo para ser destrozada nuevamente: Yuuna y Tougou conocieron a Sonoko Nogi, una antigua heroína, ahora reducida a una cama de hospital convertida en santuario. Sonoko aparece vendada por completo, salvo por la boca y un ojo. Ese es el destino de una heroína que ha florecido demasiadas veces. Las flores que adornan al Árbol Divino deben perder su color cuando llegue el otoño de sus vidas breves. Entonces se convierten en parte de él, en diosas merecedoras de adoración, presas para siempre de su rol salvador. En el fondo, se trata de un sistema lo bastante semejante al de Madoka: el sacrificio personal puesto al servicio de un bien mayor.
El futuro que el sistema promete no es alentador. Tougou, tras re-conocer a Sonoko se da cuenta que ella había sido heroína antes y esa es la razón por la que perdió tanto sus recuerdos como la capacidad de mover sus piernas. Eso explicaba su miedo inicial y la furia que sintió cuando supo que Fuu les había ocultado la verdadera misión del club. No lo recordaba, pero ya lo había vivido.
No pude sino simpatizar con ella cuando decidió destruir la mentira que significaba el Árbol Divino. El sistema que protegía su mundo se valía de mentiras y arrebatos para persistir y eso le había costado sus piernas y sus recuerdos valiosos. ¿De qué valía luchar? La muerte se antojaba como algo más aceptable.
Yuuna, regida desde siempre por su principios de heroísmo, se atuvo a pelear con quien era su mejor amiga. Uno de los Principios del Club de Héroes rezaba: es probable que lo logres, si lo intentas. No iba a dejar de intentarlo ahora. Tenía que haber una manera de ganar sin perder.
Y así fue. Tras el esfuerzo sobrehumano de Yuuna que, primero, revirtió la desesperanza de Tougou y luego movió al Árbol Divino a devolverles lo perdido, la historia se resolvió felizmente. El anime, sin embargo, se olvidó de Sonoko, que no apareció más*.
A través de este recuento espero haber destacado claramente cuáles son las principales semejanzas entre estas historias: un sistema que da los poderes a cambio del sacrificio personal, el engaño detrás del contrato, la heroína que decide destruir el sistema para evitar la repetición y, finalmente, la heroína principal de cuya decisión depende el desenlace. Es, sin embargo, en este último punto donde reside la mayor diferencia: Yuuna nunca cuestionó el papel de la heroína. Desde su óptica, ser una heroína implicaba ya de sí el sacrificio en favor de todos y todo lo demás quedara al designio de los dioses. Madoka, especialmente tras la muerte de Mami, nunca estuvo segura de las bondades del milagro que le ofrecían y no fue sino hasta que tuvo en sus manos un deseo genuino y consistente que tomó acción. Es decir, la historia de Madoka es la del camino para decidir por qué ser una heroína. Yuuna, en cambio, se pregunta: ¿por qué no?
Así que la diferencia fundamental no está tanto en la serie como en el epílogo que sus respectivos finales trazan: tras tomar su decisión, Madoka se asume como la garante de su sistema, atrayendo hacia sí sus contradicciones. Yuuna, por otro lado, propicia que el suyo cambie sin ser ella quien lo subvierta directamente.
Yuuki Yuuna wa Yuusha de Aru se transmitió durante la temporada de otoño de 2014. Fue producida por el estudio Gokumi y dirigida por Seiji Kishi (Assassination Classroom, Arpeggio of Blue Steel, Angel Beats!). Está disponible mediante el servicio de Crunchyroll.
* Como complemento del anime se ha publicado la novela ligera Washio Sumi wa Yuusha de Aru, que cuenta la historia de Tougou y Sonoko, dos años antes de los acontecimientos de la serie, así como lo que ocurrió después de la historia de Yuuna, tras la reintegración de Sonoko.