Vayan a ver esta película. Por favor, haganme caso. Vayan a ver esta película. No necesitan leer más de esta reseña. Si no están cerca de un cine vayan a uno y vean esta película. No pierdan el tiempo, esto necesita verse en una pantalla grande en la experiencia que sólo una sala de cine convencial puede ofrecer. ¿Ok?
Existe en los medios una constante que muchos han optado por llamar The Rule of Cool: Mientras algo sea lo suficientemente genial, lleno de imaginación, creatividad o simplemente canaliza el deseo del televidente de “estar ahí”, cualquier crítica a sus elementos más débiles se vuelve en un ejercicio de escupir al aire.
Samurai Champloo, Cowboy Bebop, Mars Attack!, Shingeki no Kyojin son ejemplos.
Yo considero que Pacific Rim, un tributo a los monstruos de Toho Studios, Ultraman, Mazinger Z y todos los animés que maravillaron a las audiencias por primera vez; se ha ganado su lugar en este establo por virtud de su excelente dirección, ritmo, estética visual, sentido de un verdadero cataclismo global y escenas visceralmente satisfactorias.
Guillermo del Toro ha probado una y otra vez que es uno de los mejores directores de nuestra era, capaz de manejar una amalgama de géneros, estéticas y tramas que distan mucho unas de otras. No cualquiera puede dirigir una película tan pensativa, llena de misticismo y fantasía como lo fue El Laberinto del Fauno tan bien como una de acción combinada con humor negro en sus películas de Hellboy y ahora un summer blockbuster si alguna vez hubo uno. Guillermo del Toro entiende que busca la audiencia de Pacific Rim y nos lo da por completo:
Las batallas entre los jäger (los mechas) y los kaiju (los monstruos) están coreografeadas y editadas de manera espectacular de una manera en que nunca pierdes hilo de quién pelea contra quién, cual es la escala de cada mordizco y estocada. quien va ganando, que hacen los pilotos dentro de la máquina y sobre todo: Los monstruos y los robots se sienten colosales. En consecuencia, la película como tal se siente así: colosal.
Fuera queda el mal hábito de Hollywood de poner la bandera americana como un trasfondo y subtexto de victoria, la película tiene un aire netamente extranjero a pesar de que el idioma hablado es el inglés. Fuera queda ironizar el material fuente, como Transformers, Man of Steel y la triología original de X-Men, Pacific Rim rinde tributo a sus raíces chinas y asiáticas en su cultura, locación y varios de los personajes. Dice mucho cuando la co-protagonista japonesa habla en su idioma.
He leído por parte de ciertos miembros de la comunidad otaku que Pacific Rim es una copia vil de Neon Genesis Evangelion, una crítica a mi gusto tonta y que la descontextualiza sin miramientos.
La historia es El Heroe De Las Mil Caras / Monomito: Un portal se forma en el fondo del Oceáno Pacífico, de donde salen kaiju: Monstruos monumentales dedicados a hacer lo que monstruos monumetales hacen: Destruir.
En respuesta la humanidad deja a un lado sus diferencias políticas y crean a los jäger: Mechas salidos de las páginas del manga de la vieja guardia. Los mechas eliminan la amenaza kaiju en los primeros diez minutos de la película, algo que tomaría dos horas y media en las manos de cualquier otro director. Guillermo del Toro optó por crear una segunda invasión donde estos monstruos se han adaptado a los robots y el programa empieza a fallar resultando en la destrucción de los robots y la pérdida de los pilotos.
La conexión entre robot y piloto es neural, pero es demasiado para un sólo piloto. Entonces, los robots son pilotados por dos personas, uno para cada hemisferio del cerebro en una combinación de sus mentes y memorias.
Es en esas circunstancias donde Raleigh Beckett, un piloto de Alaska, pierde a su hermano en el primer encuentro kaiju en 5 años después del ataque inicial. El evento lo deja psicológicamente herido, ya que estaba unido a su hermano piloto cuando este es asesinado a manos del monstruo.
Varios años después la humanidad, opta por crear muro alrededor del pacífico para mantener a los kaiju fuera. Los que vemos Shingeki no Kyojin sabemos que esto no funciona.
Es entonces cuando el último bastión de los jäger en Hong Kong se prepara para la última ofensiva: Cerrar el portal en el Pacífico, o morir en el intento. Raliegh Beckett es reclutado. Su copiloto es Mako Mori, una japonesa neófita con habilidades ofensivas formidables que bien podría haber sido una Rei Ayanami si Hideaki Anno se hubiera esforzado con una dimensión mas allá del papel, Beckett siendo propio de una película de John Ford.
La estabilidad mental de los pilotos es crucial para que el jäger funcione, entonces el grueso de la película consiste en los dos protagonistas superando sus respectivos traumas para vencer y prevalecer sobre la amenaza de los monstruos, resultando en escenas de acción que mejoran constantmente hasta llegar al clímax de la película en donde ningún personaje es invulnerable, nadie está a salvo y la urbe china es destruida en las peleas cuerpo a cuerpo con los enemigos. Guillermo del Toro logró hacer que el dilema personal de los personajes fuera crucial para la trama, en vez de un peso inservible en películas que fueron incapacitadas por el, Man of Steel siendo un ejemplo reciente.
Como lo dije antes, Pacific Rim sabe que tiene sus orígenes en el espectáculo de la pelea y la acción por sobre el personaje. Quien esté buscando una exploración psicológica de los horrores de un cataclismo global, le recomiendo vaya a ver District 9 porque esta película no lo ofrece. Varios personajes secundarios son estereotipos salidos de Street Fighter, uno de los mejores siendo Ron Perlman (Hellboy para los cuates) como un gangster que se beneficia de la compraventa de órganos kaiju. Esto trabaja, extrañamente, en su favor más que su detrimento porque ayuda a situar la película en un mundo super estilizado propio de las caricaturas donde salió. En vez de querer doblar la fórmula, Pacific Rim la lleva a su extremo lógico y perfecciona cada uno de los aspectos.
Esta es una película que evoca la imaginación de un niño pequeño que vió Ultraman por primera vez y la pone en pantalla.
Es acción pura, destilada y hecha a la perfección; una prueba feaciente que las películas palomeras no tienen porqué ser mediocres, cínicas o condesencientes. Esta es una película que asume la existencia de un cerebro en su audiencia, donde la psicología de masas y el contrabando nacido de la catástrofe existen pero nunca son exageradas al extremo.
Sin lugar a dudas una de las mejores películas de este verano.
VAYANLA A VER.
Postdata: No, no me gusta Neon Genesis Evangelion. Dejen de hacer la comparación, no se hacen ningún favor.