Anime

#Anime: Reseña | Primavera 2017 (Semana 13)

La temporada de primavera no estuvo nada mal. Sé que me perdí de varias buenas historias (que espero poder recuperar pronto para mi deleite personal), pero no me arrepiento en realidad de lo que escogí para ver y reseñar. Sólo lamento que muchas veces me hayan faltado las palabras adecuadas.

En una evaluación final, creo que la que más disfruté ver fue Tsuki ga Kirei. Tengo cierta debilidad por los romances cursis y éste, en particular, estuvo extraordinariamente bien realizado. Otra de mis grandes favoritas no fue cubierta en esta lista, pero espero poder dedicarle algunos párrafos en un futuro próximo; me refiero a la segunda temporada de How to Raise a Boring Girlfriend. Por otro lado, no diría que fue una pérdida de tiempo, pero sí creo que Eromanga Sensei pudo haber hecho más con el escenario que planteaba y, aunque quizá me desdiga luego, la verdad es que no tengo mucho interés en ver una continuación. Pero basta de preámbulos, hablemos de los finales:

Eromanga Sensei (Capítulo 12) [Final]

En retrospectiva, Eromanga Sensei no es realmente una historia, sino un conjunto de eventos que pueden ser disfrutables por sí solos, pero que sólo se enlazan mediante cierta ilusión de continuidad, basada en las relaciones entre sus personajes.

Aunque la serie lleva por título el seudónimo de Sagiri, el verdadero protagonista es su hermanastro, Masamune. Todo gira en torno a él: los encuentros y desencuentros, los conflictos, las motivaciones e incluso el incipiente crecimiento de las demás chicas corresponde únicamente con su presencia. En ese sentido, la serie apuesta a la autocomplacencia para hacerse atractiva y es de reconocer que lo hace estupendamente.

Ese éxito, sin embargo, repercute en el avance de la historia de forma negativa. En virtud de sus sendos enamoramientos Elf va dejando de lado su egoísmo y ampliando sus horizontes; Muramasa profundiza en sus motivaciones y toma decisiones a futuro y Sagiri… bueno, sale de vez en cuando de su habitación, cuando la casa está sola. Es avance, sí, pero nada que me haga esperar con interés una segunda temporada.

El capítulo final es, desde este punto de vista, un ejemplo de todo esto, pues su único fin es servir como pretexto para la exhibición. Que Sagiri pusiera a Muramasa y a Elf a jugar Twister en traje de baño con el fin de dibujarlas podrá ser sexy, pero no deja de ser absurdo e inconsistente con sus personajes. De hecho, la postura de sus creadores en este sentido me deja con más dudas que certezas: la actitud de las chicas en torno a temas sexuales oscila de una abierta disposición a una vergüenza inevitable que, sin embargo, no encaja con su ignorancia. ¿Qué es lo que Sagiri —Eromanga Sensei— entiende por erotismo? Quién sabe.

Pero creo que, al final, el principal defecto de esta serie es el de olvidarse (casi) por completo de su verdadera protagonista. El lugar y momento desde el que se le planteó —hikikomori, pero artista profesional; dependiente de su hermanastro, pero de carácter fuerte y decidido; deseosa de contacto, pero temerosa de experimentarlo— era lo bastante interesante como para construir desde ahí y no desde Masamune y la fantasía de harem.

Alice & Zouroku (Capítulo 12) [Final]

No negaré que casi cada semana tuve mis dudas, pero, al final, estoy de verdad contento con el resultado general de esta serie. No olvido, sin embargo, que la historia dejó muchos cabos sueltos: nunca supimos exactamente qué ocurrió en el laboratorio del que escapó Sana y tampoco quedó muy claro qué uso buscaba dársele a toda la cuestión de los Sueños de Alice. Si la separamos en arcos, la parte correspondiente a Minnie C sirvió para asegurar que la relación entre Sana y Zouroku sería de absoluta confianza, pues juntos transitaron las cercanías de la muerte. Los episodios que siguieron estuvieron mucho mejor conectados con el hecho de que Sana no pertenecía realmente a este mundo, pero que eso no sería ningún impedimento para que lo fuera algún día. Finalmente, el arco de Hatori demostró que el insondable poder del País de las Maravillas —y, por lo tanto, de Sana— es susceptible de aprender y expandirse, tanto por las malas como por las buenas.

Así sabemos que Sana llegará a ser una orgullosa integrante del mundo de los humanos.

De esta manera, la serie no es más que un juego divertido en el que se acepta que el mundo en que vivimos está lleno de misterios e inconsistencias en el que tener unos pocos principios sólidos —representados por Zouroku— bastan para no extraviarse. Como parte de la familia, Sana adquiere límites y sentido de pertenencia, que le serán útiles para el viaje que, imagino, ha de emprender ella sola para conocer y dominar ese País que forma parte íntima de ella.

WorldEnd –SukaSuka– (Capítulo 12) [Final]

Desde el principio sabíamos que este era el final del camino, así que no hubo realmente sorpresas. La batalla final pudo haberse evitado, pero no el destino que perseguía a estos dos amantes ligados para siempre por un invisible hilo.

En lo general, la serie tuvo varias virtudes: creó un ambiente propicio para que el romance entre Willem y Chtholly ocurriera, pero no descuidó del todo el universo complejo del que formaban parte y del que, al final, fueron víctimas. Quizá habría valido más dejar de lado a personajes como Tiat para dar ese tiempo a los protagonistas del cuento, sólo para que los sentimientos en torno a ellos se sintieran más reales. Pero ésos son sólo mis deseos. Por lo demás, el último capítulo tuvo toda la emotividad necesaria para despedir esta historia, pero hay un aspecto que no quisiera dejar de lado: la cuestión de salvar y ser salvado.

Este era el leitmotiv de Willem. Fracasó una vez y al aceptar el trabajo que le ofrecieron y encariñarse más y más con las hadas, Willem se acercó inexorablemente al mismo dilema, protagonizando una contradicción de principios: salvar a quienes, de entrada, no pueden ser salvadas es jugar demasiado a ser dios o buscar, inconscientemente, un castigo. Las cosas no resultaron así del todo: enamorarse de Chtholly y adoptar a las hadas fue la salvación para él tanto como lo fue para ellas, pero no en el sentido de conservar la vida, sino en el de hacer que haya valido la pena vivirla. Estoy seguro que a eso se refería Nephren cuando se lo dijo antes de soltarle la mano. Él no lo entendió entonces, pero lo comprendió cuando Chtholly volvió para cumplir su promesa. Haber estado juntos, así haya sido algo muy breve, dio sentido al instante que compartieron en esta larga historia de sucesos. Si todo fue para llevarlo a esa conclusión, no puedo quejarme en absoluto. Para mí también valió la pena.

Interviews with Monster Girls (Capítulo 13) [¡EXTRA!]

Este episodio fue una sorpresa sumamente grata para mí. Fue una de mis series favoritas de la temporada pasada y no vería con malos ojos que se anunciara una nueva temporada.

Este capítulo en específico no fue muy distinto del tono general de la serie: una situación relativamente cotidiana que sirve como pretexto para explorar las peculiaridades de las demi. En este caso se trató de un festival de verano, que, en Japón, forman parte de toda una cultura: vestir una yukata y pasear con amigos, contemplar fuegos artificiales, comer takoyaki, participar de los juegos… son muchas las series que, de una u otra manera, han reflejado este aspecto particular de la cultura japonesa.

Para la mayoría de las demi, esta clase de evento no suponen ningún problema. Sin embargo, para la profesora Sakie Satou se trata de una cuestión mayúscula pues no puede verse envuelta en una multitud sin que el efecto afrodisiaco cause problemas. Como ocurrió en otras ocasiones, sus peculiaridades como súcuba entran en conflicto inmediato con sus deseos: no puede vestir una yukata y pasear libremente, pero le gustaría poder hacerlo de la mano de Takahashi-sensei. ¿La solución? Una botarga.

Y, sin embargo, yo igual le habría ofrecido matrimonio.

Pero creo que lo más interesante de este capítulo fue la forma en que se aprovecharon las peculiaridades de las demi para crear una escena cómica. La flama de Kyouko, el frío de Yuki y la sensibilidad visual de Hikari confluyeron para asustar al otro grupo que jugaba a ‘demostrar su valor’. Las diferencias siguen ahí, pero que puedan funcionar de esa manera y convertirse en motivo de sustos y risas es el mensaje esencial que da soporte a mucho de lo que ocurre en esta historia: su constante celebración de las coincidencias que surgen en los resquicios de lo que es distinto.

Tsuki ga Kirei (Capítulo 12) [Final]

Hubo que esperar por el final, pero valió tanto la pena que no puedo reprochárselo. Cada semana que pasó disfruté mucho ser testigo de la historia que se desarrolló entre Kotarou y Akane, pero si tuviera que destacar una sola de sus cualidades, creo que ésta sería la familiaridad.

En esta historia no pasó nada extraordinario: dos chicos se conocieron al principio del año escolar y se gustaron. Lo que de ahí siguió se tejió con base en palabras tímidas, miradas furtivas, celos incomprensibles, oposiciones externas, besos salpicados de lágrimas y dos voluntades que se empeñaron en acompañarse en un año asediado por la sombra del futuro y del cambio.

Los filtros de Snapchat ya son toda una cultura.

Pero un romance ideal no siempre es feliz y esta serie siempre lo tuvo muy claro. Pero no hubo ninguna necesidad de recurrir al absurdo o la exageración; la vida misma es capaz de presentar obstáculos formidables para aquellos amores que necesitan ser regados con delicadeza. Ambos protagonistas tenían intereses muy distintos, pero los unía cierta timidez e inocencia que, en vez de debilitarlos, les daba fuerza. Creo que ambos sabían que, aun estando rodeados de amigos y personas queridas, en el fondo no tenían ningún par. Necesitaron del otro para darse cuenta de lo mucho que ansiaban la compañía de alguien que supiera comprenderles de verdad y que no podía ser otro que ellos mismos: Kotarou para Akane y Akane para Kotarou.

El capítulo final logra transmitir eso en la difícil escena de la despedida. La realidad les impuso la dura prueba de la distancia y ambos tuvieron que transitarla en solitario, pero sabiendo que del otro lado se encontrarían. El amor es una forma de comunicación que no siempre necesita valerse de palabras; también recurre a gestos, a inquietudes y a stickers de LINE; pero, sobre todo, el amor es una flor que crece como resultado de la voluntad de mirar al otro a la cara y hacerle sentir que siempre estará ahí para acompañarle.

Todo eso estuvo ahí, capítulo a capítulo y seguirá toda la vida. No necesito saber más.

(Aunque sí quiero pensar que Kotarou nunca abandonó su sueño de ser escritor. Ojalá).

¡Comenta esta nota!
Categorias
AnimeReseñas

Psicólogo, psicoanalista y especialista en temas sobre Japón, su cultura y su sociedad. Entusiasta de las historias y sus lenguajes.

Un comentario
  • Francisco (@QuidGS)
    30 junio 2017 at 6:54 PM
    Deja un comentario

    Pese a que no comenté hasta ahora, leía semana a semana tus reseñas, me gusta mucho como escribes. Una de mis grandes favoritas también fue Tsuki ga Kirei, precisamente por lo que comentas, las relaciones no son fáciles y siempre habrá obstáculos, ese grado de realismo la hizo más disfrutable. El extra de las Demis también me tomo por sorpresa, y estoy contigo, ojalá y nos den una segunda temporada. SukaSuka es otra que me gustó mucho, creo que la parte de Tiat es importante por el hecho de que en las novelas la historia que continua se centra en ella, pero no me creas mucho, lo lei en MAL; igual y no era tan necesario en el anime, pero no se sus planes a futuro. Alice & Zoroku también no le veía mucho sentido a la segunda mitad, pero vaya que tuvo mucho significado al final, me encanto que Zoroku le grito al País de la Maravillas y se alineo, me dio mucha risa. De Eromanga Sensei no dire mucho, se ve hizo muy divertida por lo absurdo de las situaciones, y el hecho de que muchas veces los mismo personajes se daban cuenta, no hay mucho más que decir.
    Parece que ya es costumbre mis comentarios kilométricos, pero aquí lo dejó y espero futuras reseñas.

  • Deja un comentario

    *

    *