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#Anime: Reseña | Primavera 2017 (Semana 3)

Los primeros tres episodios son cruciales para una serie, especialmente si está planeada para durar doce o trece. En ellos deberá haber logrado atrapar al público y no únicamente plantear situaciones y escenarios cada vez más complejos que difícilmente podrá resolver en tan poco tiempo. Da gusto ver que varias series en las que estoy interesado están logrando muy bien este cometido.

Attack on Titan -Segunda Temporada- (Capítulo 3)

Creo que merece la pena reconocer el gran trabajo que esta serie está haciendo con su segunda temporada. Aun si el trasfondo de todo su contexto se presume como una complicada maniobra política, es insoslayable que su verdadero punto consiste en demostrar que para ello no hay mejor herramienta que el terror.

El capítulo de esta semana exploró dos aspectos misteriosos de la situación actual. El primero fue la búsqueda del agujero por el cual los titanes habrían atravesado el Muro María. Es natural suponer que, tras semejante invasión, un boquete significativo tendría que hallarse en la pared, pero ninguno de los grupos de avanzada lo encontraron. Eso sólo puede significar dos cosas, creo: alguien los dejó entrar a propósito o bien, nunca estuvieron fuera. Ambas alternativas son aterradoras y los rostros de todos quienes van desenmarañando el misterio no pueden ocultar el horror.

Por otro lado, fue bastante bueno ver a Levi tomando el liderazgo. Creo que, hasta ahora, es de los pocos personajes que tiene claro que antes que intentar develar los misterios hay que garantizar la supervivencia y siempre actúa con esa prioridad en mente. Se podrá no estar de acuerdo con él, pero es innegable que su sentido del deber, su lealtad y su responsabilidad lo llevan lejos. Lo suyo no es sino una extensión de lo que vimos la semana pasada con Sasha: cualquier cosa importa menos que sobrevivir; todo lo demás es descartable.

Y, nuevamente, apareció el Titán Bestia, cuya influencia sobre los otros titanes promete alterar significativamente el orden que medianamente se había logrado.

Si algo me disgusta es que, para crear suspenso, se opte por cortar las conversaciones. Aunque no es una estrategia desconocida ni del todo disfuncional, creo que, en capítulos como este lo único que hace es interrumpir el ritmo de los acontecimientos.

Eromanga Sensei (Capítulo 2)

Este episodio avanzó bajo la conocida fórmula de presentar nuevos personajes e insinuar sus roles en la historia. En primer lugar, Megumi; compañera de Sagiri en la escuela, representante de la clase y una autoproclamada amiga-de-todos, a quien sólo falta la propia Sagiri en su lista de contactos. Su intempestiva aparición en la casa de los Izumi no hizo sino incomodar a Masamune (porque podrán decirme lo que quieran, pero que te hable de tu pene una chica que apenas acaba de conocerte no es la clase de conversación que invite a seguir) y, también, exhibir las inseguridades de la propia Sagiri. Es difícil saber qué es lo que realmente pretende y poco creíble que haya leído tan acertadamente la situación de los ‘hermanos’ con tan poca información: si hizo la trampa de poner a Masamune inadvertidamente en el altavoz para que Sagiri lo escuchara es porque sabía que eso tendría algún efecto en ella. Y lo tuvo: gracias a eso ahora sabemos claramente que ella está enamorada de su hermano.

Así, no es tan sorprendente que el otro personaje nuevo, Elf Yamada-sensei sirviera casi para lo mismo. La tremendamente berrinchuda y ególatra autora de novelas ligeras está empeñada en hacerse con los servicios de Eromanga-sensei y está dispuesta a traicionar a su propia casa editorial para hacerlo. Desde luego, para Masamune es una amenaza real: sus novelas no venden tan bien y las ilustraciones de Sagiri son, probablemente, una de las razones por las que vende algunos tomos. Así, él le hace evidente que la necesita, pidiéndole que “no lo abandone”. Lamentablemente, para ella esa petición tendría que significar otra cosa.

No voy a mentir, me está costando trabajo soportar los modos en los que esta historia se desenvuelve. No es que no tenga potencial para contarnos algo relevante sobre el cariño y el cuidado de quienes habitan nuestra cotidianeidad, pero su compromiso con la hipersexualización es, para mí, un punto en contra.

Alice & Zouroku (Capítulo 3)

Conforme se develan los secretos en torno al poder y las condiciones particulares de Sana, más interés voy perdiendo. Creo tener claras las razones por las que esta serie me parece cada vez más insostenible: en vez de enfocarse a la relación entre la propia Sana y Zouroku -cuyas  diferencias en todo sentido hacen de ella un elemento interesante- la historia se empeña en construir un mundo lleno de conspiraciones en el que Zouroku y su cotidianeidad parecen no tener cabida.

Los nuevos personajes así lo muestran. El amigo de Zouroku (cuya afiliación aún nos es desconocida, pero, claramente, está relacionado con los ‘Sueños de Alicia’) tiene mucho interés en presentarse como del bando de “los buenos”. Minnie C y los demás miembros del laboratorio del que Sana escapó son, en consecuencia, “los malos”. Se me ocurre que en una situación como esta las cosas no pueden ser realmente tan simples.

Si mis inquietudes se concretan, esta serie estaría cayendo en la total irrelevancia, al menos para mí, pues sólo se quedaría en el nivel más superficial de un planteamiento que tiene muchos más elementos por desarrollar.

SukaSuka (Capítulo 2)

Debo decir que estoy muy sorprendido con lo bien que se aprovechó el segundo episodio de esta serie que, incluso, contribuyó a dar sentido a los acontecimientos del primero.

Ya me parecía que el encuentro de Willem y Chtholly en la ciudad debía tener algún sentido mayor y no tardaron mucho en poner todo en perspectiva: ella sabe que le queda poco tiempo y está dispuesta a sacarle el mayor provecho. Ya sea contemplando la ciudad y el cielo desde lo alto o sacando un beso del chico que le gusta, Chtholly no quiere irse sin dejar tras de sí una vida satisfecha.

Ahora bien, el mundo en que ellos viven no está desprovisto de particularidades notables. Los humanos ya no existen. Cayeron víctimas de su propia estupidez y soberbia. Quienes ahora habitan el mundo heredaron sus problemas y resuelven como pueden: usar a las niñas del albergue como armas descartables para hacer frente a las bestias no es sino uno de muchos modos. Puede parecer cruel, pero quizá no haya otra manera más eficaz.

En ese sentido, Willem pasó de la alegría por el cariño conquistado al desencanto de la realidad. Pero no se quedó únicamente ahí: Willem asume como propia la culpa de la humanidad entera y parece lamentar que no haya otro remedio.

En cuanto a Chtholly, creo que su deseo de hacer que sus últimos días cuenten tiene más posibilidades de jugar en su contra. Si es verdad que las Armas Excavadas funcionan mejor en tanto su usuario desprecie su propia vida, que ella busque con tanto ahínco experiencias vitales la llevará a experimentar deseo. Y el deseo es, desde muchos puntos de vista, una de nuestras cualidades definitivas.

Tsuki ga Kirei (Capítulo 3)

Kotarou tuvo, fnalmente, la oportunidad de declararse a Akane. Fue una escena muy linda: los dos sentados en la barandilla del santuario, contemplando la luna. Kotarou recordó que alguno de sus autores favoritos (quizá Dazai, quizá Soseki) había traducido qué bella es la luna por te quiero y eso le animó a pedir a Akane que saliera con él.

Pero para que una escena así funcione tan bien, cierta construcción es necesaria. Como ya he comentado en las semanas pasadas, él y Akane son muy tímidos y, a simple vista, muy diferentes. Las amigas de Akane, por ejemplo, saben que tiene amistad con él, a quien apodan Blandito-kun, pero insisten en emparejarla con Hira, el presidente del club de atletismo.

La cuestión es que él las escucha hablando de eso y la posibilidad de perder su oportunidad lo insta a acercarse más. El momento ideal sería la competencia en la que ella participará, pero Kotarou tiene un compromiso previo con el santuario y no puede acudir. Pero le promete (por LINE, que es casi la única vía por la que se comunican), que rezará por ella.

Esta es otra escena meticulosa, que cumple bien con su propósito. Nos muestra, casi simultáneamente, cómo Kotarou realiza todo el rito para hacer peticiones a un kami: -purificarse en la fuente, lanzar su dinero (¡quinientos yenes! La mayoría de las personas no depositan más de cien), tocar la campana- en tanto ella vence su nerviosismo y rompe su propia marca. Es como si nos transmitiera la profunda conexión que nace entre los dos.

Pero después de eso, el silencio. A Akane se le termina la batería del celular antes de encontrar la oportunidad de escribir a Kotarou con las buenas noticias y él desespera. Pero Akane no se queda de brazos cruzados: acude al santuario con la esperanza de encontrarle.

Eso es lo que, en última instancia, conduce a esta preciosa construcción: momentos en los que aun estando separados su vínculo se vuelve cada vez más evidente y se concreta a través de sus encuentros.

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Psicólogo, psicoanalista y especialista en temas sobre Japón, su cultura y su sociedad. Entusiasta de las historias y sus lenguajes.
Un comentario
  • Megumi
    22 Abril 2017 at 3:28 PM
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    No se nos hará lo de Saekano porque no esta en rollito crujiente, pero siempre buenas sus opiniones Freudchicken.

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