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#Anime: Reseña | Primavera 2017 (Semana 9)

Es claro que la tendencia de esta semana ha sido la de prepararse para los finales. Casi todas las series que sigo avanzaron en ese sentido, presentando episodios que sirven de puente entre los distintos momentos climáticos de sus respectivos relatos. Tristemente, Shingeki no Kyojin comienza a dar muestras de insuficiencia y sus recursos narrativos comienzan a cansar. Algo semejante ocurrió con Alice & Zouroku, cuyo episodio semanal amenaza con meter el gran trabajo de los dos capítulos anteriores en una suerte de sinsentido.

Attack on Titan -Segunda Temporada- (Capítulo 9)

Tras dos semanas en las que las cosas parecían ir encaminándose bien, la serie nos regala un capítulo francamente decepcionante. El problema no está, sin embargo, en la historia que quería contar sino en la manera de hacerlo.

Ya en otras semanas he comentado que, aunque los acontecimientos lo justifican a veces, el recurso constante de los flashbacks es cansino y tramposo: no sólo interrumpe el ritmo de los acontecimientos, sino que busca justificarlos para que no parezca que son sólo ocurrencias momentáneas del autor. Según me cuentan, este es un defecto que la historia arrastra desde su fuente original. El conflicto, creo, es que en este punto Hajime Isayama oscila entre revelar aspectos clave de la historia —sacrificando la sorpresa— o bien, mantener el misterio que rodea toda la situación, arriesgándose a hacerse incomprensible y arbitraria.

Dicho esto, el capítulo de esta semana nos muestra un aspecto peculiar de Reiner: que hay cierta disociación en su personalidad que le hace olvidar que él es el Titán Acorazado y que está en una misión desconocida por nosotros. Para exponer esa diferencia, se usan las palabras ‘guerrero’ y ‘soldado’, pero Ymir lo explica como si no fuera evidente que las acciones de Reiner han sido contradictorias. Su delirio del momento (en el que, entre otras cosas, imagina que Christa está enamorada de él) es lo suficientemente claro, de modo que la explicación de Ymir sobraba y era sumamente condescendiente con la audiencia.

Pero como dije, son defectos de la manera de contar la historia. El cuento en sí, parece ir avanzando a lugares cada vez más interesantes.

Eromanga Sensei (Capítulo 8)

Este episodio me dejó con la sensación de que la historia pudo haber terminado aquí. No porque todo haya quedado limpiamente resuelto, sino porque parece claro que los hermanastros no sólo no van a renunciar a los sentimientos que tienen por el otro; tampoco van a llevarlos a lo concreto. Trataré de explicarme:

Sagiri, hasta ahora, ha sido un personaje muy transparente: siempre ha sido tímida y poco sociable, pero la muerte de su mamá la volvió mucho más encerrada en sí misma. Ser hikikomori es sólo el reflejo externo de su enclaustramiento y dibujar ilustraciones eróticas es lo único que parece darle algún tipo de tranquilidad. Está enamorada de su hermanastro, lo que es lógico dado el hecho de que es quien ve por ella en todos los sentidos.

Masamune también perdió a su mamá prematuramente. Él no se encerró en sí mismo, pero empezó a albergar el deseo de recuperar la sensación de seguridad que da tener una familia. Para él, Sagiri representa recobrar esa oportunidad. La diferencia consiste en que con ella él adopta el papel protector: la alimenta, trabaja para ella, la protege de cualquier disgusto… él también está enamorado de ella, pero es difícil saber qué entiende él por esos sentimientos. Así, la manera de mantener toda su situación en un estado de relativa calma es insistiendo en que su relación sea fraterna y desigual.

Obviamente, Masamune no está preparado para ninguna otra relación. Ni Muramasa ni Elf podrían sacarlo del lugar en que está, por más tentadoras que resultasen sus propuestas. Ellas son chicas independientes, libres y Masamune desea alguien que dependa de él, para poder sentir que su supervivencia tiene algún sentido. En ese sentido, no sólo es lógico que él las rechace, también es de esperarse que se defienda contra lo que significaría que sus sentimientos por Sagiri se correspondieran: la relación amorosa no tiene las mismas cualidades de ‘eternidad’ que sí tiene una relación filial.

La historia pudo haber terminado aquí, simplemente porque se podría asumir que los hermanastros seguirán en esa dinámica mucho tiempo. Pero también podría continuar, si ese delicado balance se rompe en algún momento: ya sea porque él desarrolle sentimientos por alguien más, o bien; porque ella decida salir de su habitación y recuperar su vida.

Alice & Zouroku (Capítulo 8)

El de esta semana fue un capítulo un tanto anticlimático, cuya función no termina de quedarme clara. Primero nos contó la historia de Hatori, una chica que vive en una situación familiar complicada. Sus inquietudes dan un giro cuando despierta su propio Sueño de Alicia, un poder que le confiere la capacidad de hacer que otros hagan lo que ella diga. El relato se hilvana con el cuento de la Bruja Buena, que concede poderes mágicos a una niña, advirtiéndole de usarlos con cuidado de no convertirse en una Bruja Mala.

La cuestión es que toda esta aventura tiene poco que ver con Sana. Es ella quien resuelve los dilemas que se ocasionan a partir de Hatori (dejando en el aire el misterio sobre su funcionamiento), pero más allá de enfatizar algo que Sana ha estado aprendiendo desde capítulos anteriores —es decir, que la magia puede usarse, pero no en exceso ni como única forma de resolver los problemas— no se ve cuál pueda ser el propósito de esta aventura particular.

WorldEnd -SukaSuka- (Capítulo 8)

Este episodio —relativamente menor, en comparación con otros— tuvo la virtud de permitirnos disfrutar un poco de un muy esperado romance entre Chtholly y Willem. Todos a su alrededor los asumen ya como una pareja y ellos mismos se reconocen como tales, aunque, por alguna razón, no buscan profundizar más en su vínculo. Esto podría parecer resultado de timidez y vergüenza, pero sospecho que podría explicarse mejor de otra manera: hay tantas incertidumbres en torno a cada uno, que dejarse llevar por la alegría podría ser imprudente. En ese sentido, la secuencia en la que pasean por la ciudad haciendo compras resulta gratificante, pero no lo bastante como para olvidar que la tragedia está a la vuelta de la esquina, acechando.

Sin embargo, muchas cosas fueron preparándose en este punto. La aparición de una nueva Espada podría tener mucha importancia para el desarrollo de Chtholly y el misterioso mal que padece. Es un punto en el que se insiste lo bastante como para no perderlo de vista. Lo mismo ocurre con el crecimiento de Tiat, que cada vez se acerca más al momento en que tendrá que tomar las armas y, desde luego, a lo que al propio Willem le depare conforme nos acercamos al momento climático. De tal manera que, si el objetivo de este capítulo es hacer una introducción para lo que sigue, lo hizo espléndidamente.

Tsuki ga Kirei (Capítulo 8)

Esta es la clase de serie que avanza como un reloj: lenta, pero decididamente. Era lógico esperar que, tras los acontecimientos del capítulo anterior, la situación de Akane y Koutaro en la escuela se iba a volver un asunto relevante, porque ¿a quién no le gusta el chisme?

Por fortuna, la pareja tiene sus aliados. Por un lado están las amigas de Akane, que aun si no comprenden las razones por las que ella pueda estar interesada en un chico ‘aburrido’ como él (seguro eso pensaban de mí mis compañeras de la preparatoria), no son la clase de chicas que conviertan la situación en una suerte de acoso (como ocurrió, con sus particularidades, en Kimi ni Todoke). Quizá no fue esa la intención, pero sus cuestionamientos la hicieron pensar en sus propias razones.

Por otro, los compañeros de Koutaro, especialmente los del santuario. Me pareció conmovedora la manera en que recibieron a Akane y todo el apoyo que ofrecieron a la joven pareja para que disfrutaran de pasar el rato juntos. Todo trabaja bien para que ambos se acerquen un poquito más.

Llamó mi atención que el episodio tomara el título de la novela erótica de Ougai Mori, Vita Sexualis. El guiño, supongo, está dirigido a la inclinación que Koutaro tiene por la literatura japonesa del siglo XX, pero yo creo que la escena en que finalmente se besan, tras su paseo y promesas compartidas en su visita al santuario tiene un suave erotismo que pocas veces se logra en una serie como esta. En ese sentido, el título le va muy bien.

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Psicólogo, psicoanalista y especialista en temas sobre Japón, su cultura y su sociedad. Entusiasta de las historias y sus lenguajes.

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