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Editorial | Lo sobrevalorado y lo pretencioso: crítica y debate en el fandom

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Ver anime es entretenimiento, pero eso no quiere decir que su consumo se limite a eso. También nos gusta hablar de lo que vemos, compartirlo con otros, debatirlo y criticarlo. La crítica y el debate son importantes porque pueden transformar la manera en que consumimos y enriquecer nuestra experiencia. Personalmente, disfruto mucho leer reseñas que resalten los aspectos discursivos y latentes de las historias que veo y encuentro muy divertida la actividad de contrastarlos con mis opiniones. Más de una vez, eso me lleva a ver historias que antes no habría siquiera considerado e incluso a repasar momentos de relatos conocidos para identificar los puntos que algún comentarista me haya hecho ver. Esa clase de crítica me parece útil, en tanto que modifica mi manera de apropiarme de esas historias. Pero también hay otras, menos útiles, que se interesan más por evaluar (en el sentido de asignar valores) a lo que ven y parecen tener vocación normativa: mediante el método de poner calificaciones, pretenden decir a sus seguidores qué es lo que deben ver y qué es lo que no deben ver.

Desde luego, no todas las críticas recurren al burdo método de poner calificaciones numéricas. Algunas confían más en adjetivos y, de entre éstos, no es inusual escucharles decir que aquello que critican está “sobrevalorado” o bien, es “pretencioso”. Ambos adjetivos pretenden ser puntos en contra y suelen aplicarse a cosas que gozan de la preferencia de un público amplio (en el primer caso) o de cierta reputación de profundidad o complejidad, en el segundo. Son adjetivos que, encima, no son mutuamente excluyentes: pueden conjuntarse en un solo objeto, haciendo de éste el depositario de un culto inmerecido. Es en esa apreciación donde subrepticiamente va la norma: ‘a mucha gente le gusta [x], pero es una basura’. En respuesta, los numerosos participantes de ese culto, que no son tan tontos como para no darse cuenta de que los están insultando (te gusta la basura, ergo, eres basura), no tardan en acusar a los criticadores de superficiales, ineptos, incapaces de reconocer la grandeza o la genialidad, aun teniéndola frente a sus narices.

Desde luego, unas y otras posturas contribuyen apenas nada al problema de cómo evaluar de manera crítica una obra dada, pero coinciden, paradójicamente, en el método de fondo: no se trata de hablar de la obra criticada -pues rara vez ofrecen argumentos-, sino de denostar al adversario. En el caso de los participantes del culto esto es mucho más directo, pues casi siempre se trata de insultar la inteligencia del otro: “no te gustó [anime ‘profundo’ de su preferencia] porque no la entendiste”, “si no te gustó [inserte aquí un anime de cierto género] no puedes siquiera hablar de [inserte acá otro anime del mismo género del anterior]”, “como eres fan de [inserte aquí un anime muy reconocido], no te das cuenta que [inserte acá otro anime parecido, pero que goza de menos reconocimiento] es un millón de veces mejor”, etcétera. Ideas todas que, vale decir, más que explicar un punto suelen tener la intención de demostrar al otro cuan ignorante es sobre temas que regularmente no le interesan.

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‘Todo mundo ama a Madoka, ¡pero Yuna es mucho mejor!’

El bando criticador, por su parte, parece más neutral porque no suelen atacar directamente a los participantes del culto, sino a su objeto; ya sea porque, de acuerdo con ellos, ostenta más valor del que realmente tiene (con énfasis en realmente) o bien; porque es simplemente pretencioso, sin explicar adecuadamente qué es eso que pretende sin lograr o presume sin tener. No obstante, al examinar más de cerca su actuar, podemos darnos cuenta que no hay neutralidad en esta actitud; las más de las veces es sólo una manera velada de ridiculizar a quienes no comparten sus opiniones.

Pongamos un ejemplo: muchos afirman que Love Live! es un producto sobrevalorado. Entre sus criticadores más feroces campea la idea de que se trata de una historia simplona y sin gracia, cuyo único fin es el de vender baratijas a fans del moeshit que ignoran el valor de historias verdaderamente propositivas como [inserte aquí la historia verdaderamente propositiva que más le agrade].

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Opiniones como la anterior parten de la premisa de que las historias que privilegian lo moé inhiben la creación de otras (siempre mejores) por la sencilla razón de que el mercado se rige por el hambre consumista de los fanáticos de las monaschinas. Pocas veces, sin embargo, he escuchado o leído opiniones que expresen por qué Love Live! es una historia simplona y sin gracia. La única razón que se me ocurre es que la mayoría de los criticadores no se tomaron el trabajo de verla completa. Es verdad que es una historia sencilla y fácil de entender, pero eso no la hace fallida o poco valiosa. De hecho, vista con mucha atención, resulta ser un producto muy bien pensado, que sabe qué es lo que busca y cómo conseguirlo. El valor que sus seguidores le dan es el resultado de esa cuidadosa planeación y ejecución. Puede no gustar, pero eso no le resta valor.

Sin embargo, al calificarla como “sobrevalorada”, los criticadores no se refieren realmente a la historia sino a sus seguidores, a quienes perciben, aunque no lo digan así, como bobos engañados por los espejitos del moeshit, pues son ellos quienes le dan ese supuesto valor excesivo. Esos bobos, cabe señalar, son incapaces por naturaleza de disfrutar y reconocer el valor de otro tipo de obras y, por lo tanto, constituyen el cáncer mismo de la industria. Lo que, desde luego, es una mentira.

Otro caso reciente al que algunos comentaristas le han atribuido sobrevaloración es ERASED. Este anime, que aún está en transmisión, ganó desde los primeros capítulos la rápida aprobación de un número considerable de espectadores, que no tardaron en darle altas calificaciones en sitios como MyAnimeList, pese al hecho de que aún no está terminada. Muchos piensan que esto una sobrevaloración, pero yo difiero. Más que eso, pues en este momento es imposible saber si merece las calificaciones o no, este fenómeno es un reflejo de las altas expectativas que está generando. Personalmente, creo que esas expectativas están bien justificadas (aunque se expresen inadecuadamente), pues es una historia atractiva que se arriesga a ser contada de una forma que no vemos con frecuencia. Por esa razón, puede resultar ser tanto un éxito rotundo como una terrible decepción. Pero, insisto, es muy pronto para saberlo.

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ERASED: ¿Sobrevalorada?

A la ‘sobrevaloración’ de ERASED se suma la noción que algunos han expuesto de que también es pretenciosa. Aunque esta palabra en realidad se refiere a algo aparenta ser lo que no es o bien, que presume lo que no tiene, lo más común es que se utilice para el mismo propósito que ‘sobrevaloración’: para denunciar a algo que no gusta al criticador, pero que gusta a muchos otros, con el agravante de salir de los patrones más comunes y envolverse así en un aura de intelectualidad. Por eso, rara vez escucharemos decir que Love Live!, K-ON! o Sword Art Online (y muchas otras parecidas) son pretenciosas.

Steven Poole, reseñando para The Guardian un ensayo de Dan Fox, señala que, cuando se usa como elemento crítico, la palabra ‘pretencioso’ lleva “una impresionante carga de resentimiento, miedo y admiración a uno mismo. Si mi enemigo no entiende algo, es porque es idiota. Si yo no entiendo algo, es porque es pretencioso.” Aunque en esencia sólo quiere decir ‘no me gustó’, calificar una obra de pretenciosa tiene mayores implicaciones, pues sugiere un juicio contra toda aspiración; como si fuera mejor no hacer nada que intentar hacer algo y fracasar. Todo para justificar el desatino imaginario que representa que a uno no le guste algo que todos los demás parecen disfrutar mucho.

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Creo que todos quienes participamos de la discusión y crítica de este medio hemos caído una u otra vez en ‘criticar’ lo que no entendemos o no nos gusta con palabras como estas. Me incluyo porque, si bien no me considero un crítico, me gusta ver anime y me gusta hablar de lo que veo. Me gusta rascar un poco la superficie y hablar de los sentimientos que están ahí, latentes, aun en historias que no tienen la pretensión de profundizar en ello. Me entretengo acusando las inconsistencias que detecto en otras y en encontrar los paralelismos y distinciones que surgen entre aquellas que siguen más o menos los mismos caminos. Me gustan cosas muy diversas, pero también tengo ciertos prejuicios contra otras, que espero remover en un futuro próximo. Pero, sobre todo, me gusta tomar en serio lo que veo y aprecio mucho que quienes participan en su creación también lo hagan. Y, aunque no sea fácil de describir, eso es algo que se puede percibir a simple vista.

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Psicólogo, psicoanalista y especialista en temas sobre Japón, su cultura y su sociedad. Entusiasta de las historias y sus lenguajes.

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