Cultura

Una Vez Más Murakami: “Los Años De Peregrinación Del Chico Sin Color”

“Días después le vinieron a la mente las palabras que debió haber dicho. Por algún motivo, las palabras adecuadas siempre llegan demasiado tarde.”

-Haruki Murakami | Los Años De Peregrinación Del Chico Sin Color

Una vez más Murakami, esa forma abstracta, es introspección pura o tal vez porque Años de Peregrinación se parece en gran parte a mi historia de cierto modo, tiene un instinto extraño de abrir la puertas de lo inhóspito del ser ,lo que ocultamos, lo que añoramos y que por la fuerza indomable de la abnegación por la cual nos intentamos hacer creer, nos devuelve lo frágil que es sentirse humano, lo que sabemos que callamos y la fuerza que existe casi transparente en nuestra sinceridad, en las lágrimas, en la tristeza, en lo sea y fuese la alegría o cualquier emoción, sentimiento y o razón, es lo que quizá alguien olvido, la muerte que no supo decir la sentencia de los días claramente una insinuación de lo esporádico, efímero que es nuestra vida, nuestra línea de o lo que insistimos en construir con alguien más no siempre corre en un plano ,no es todo fáctico, es entonces lo contrafáctico, lo que nos vuelve lo que somos, lo que nunca entenderemos, ¿Quién le dijo al mundo que lo que ve es cierto? Hasta ahora nadie es todos, “las cosas tiende a cambiar es el curso natural del cosmos” pero no todas la cosas cambian por la severidad de la natura, los hechos no nacen de la teoría del caos, sino de la ironía, omisión, acción y ocasión de la osadía o cobardía.

¿Hasta qué punto estarías dispuesto de tomar tus maletas y subir a un tren? ¿Quedarte inmóvil en una estación a esperar la oportunidad que nunca llegará? ¿O continuar tu existencia sin saber la razón por la que respiras? A final la narrativa se vuelve confusa para tus emociones, aunque practica y concisa de la lírica profusa nos lleva por los estándares de lo mundano a lo celestial, desde las hojas verdes de Nagano al ruido de Tokio a las sombras del centésimo pensamiento al más oscuro secreto del suicido ¿De qué manera debemos vivir? ¿De qué manera deseas existir?

¿Quién eres? ¿Qué es lo que quieres? Cuando todo parece caerse en pedazos y construyes en un terreno infértil un edén, suenan así las primeras notas de Le mal du de pays, de Liszt, una antítesis del onirismo presente casi impalpable lleno de dudas, perturbaciones, casi una realidad metafórica e inconsisa, para ello debe negarse la última parte, las líneas de la mentira.

Son las letras de Haruki las que nos toman por incautos vale la pena concederse un poco de tiempo para sentarse a recórrelas pocas veces se tiene la capacidad de dirigir la perversidad de unas simples palabras, de lo desorientado que puede acabar alguien por un silencio o sonido, lo que nadie esperó, lo que no era a lo que es, sí quieres gritarle un poco al mundo podrías empezar por entender el porqué de algo que no tuvo que ser, la soledad.

Sinopsis

Cuando Tsukuru Tazaki era adolescente, le gustaba sentarse en las estaciones a ver pasar los trenes. Ahora, con treinta y seis años, es un ingeniero que diseña y construye estaciones de tren, pero en el fondo no ha dejado de ver pasar los trenes. Lleva una vida holgada, tranquila, tal vez demasiado solitaria. Cuando conoce a Sara, algo se remueve en lo más profundo de su ser. Y revive, en particular, un episodio de su juventud: dieciséis años atrás, cuando iba a la universidad, el que había sido su grupo de amigos desde la adolescencia cortó, sin dar explicaciones, toda relación con él. Así empezó la peor época de su vida, hasta el punto de que acarició la idea del suicidio. ¿Ha acabado esa época? ¿Es posible que aquello le marcara más de lo que él cree? Tsukuru decide entonces ir en busca de cada uno de los miembros del grupo para averiguar la verdad. Con la pieza de Liszt titulada Los años de peregrinación como leit-motif, comenzará esa búsqueda, que le llevará a lugares tan dispares como la ciudad de Nagoya o Finlandia, o tan recónditos como algunos sentimientos. Decididamente, a Tsukuru le ha llegado la hora de subirse a un tren.

Categorias
Cultura

Deja un comentario

*

*